La oclusión podemos definirla como la relación existente entre la arcada superior y la inferior cuando entran en contacto, ayudada por la Articulación Temporomandibular, los músculos masticatorios y los tejidos blandos que las rodean.
A lo largo de los años, se ha definido la oclusión ideal a través de múltiples estudios, teniendo en cuenta sobre todo la posición de los dientes y su relación con los antagonistas con los que contactan.
Para que exista una oclusión óptima es necesario el equilibrio entre todos los componentes que forman el aparato estomatognático: dientes, maxilares, músculos y tejidos añejos.
Por lo tanto, a la vez que se definió la oclusión ideal, se definió y se ayudó a identificar las maloclusiones. Por tanto, una maloclusión son todas aquellas alteraciones del equilibrio de las estructuras que forman el aparato bucal.
Por esta razón las maloclusiones pueden ser:
esqueléticas: afectación en maxilares que pueden afectar a un maxilar o a ambos
- por mandíbula o maxilar grandes o pequeños: macrognacia o micrognacia.
- posición adelantada o retrasada de los maxilares: prognatismo o retroprognatismo
dentarias:
- por alteraciones de anteroposteriores en la oclusión: clase II, clase III molar, resalte en incisivos aumentado
- relación vertical: mordida abierta, sobremordida
- relación transversal: mordida cruzada o mordida en tijera.
mixtas:
- discrepancias entre el tamaño de los dientes y los maxilares: apiñamiento o diastemas
- discrepancias entre el tamaño de los dientes superiores e inferiores
funcionales: patologías de la ATM, musculares